Tengo que reconocer que me aburre el órgano puro y duro.
Salvo el maestro de maestros Chapelet.
Pero esta tarde de un viernes fresco en un Palau con una estupenda entrada Michel Bouvard un organista francés me ha convencido y mucho. Un interprete maduro y con carisma.
Ha tocado a Bach padre y a su hijo Carl Philipp Emanuel.
Y a Jean Bouvard el padre del solista.
Padres e hijos en un marco incomparable.
Dos conciertos en una semana en mi Palau.
Un privilegio.
La luz solar que llena la sala sinfónica este mes de junio a media tarde y que se filtra por las bellas vidrieras le da un aire mágico y celestial.
Dos buenas propinas además nos ha regalado Jean Bouvard muy aplaudido por los exigentes melómanos del Palau.
90 minutos de gran música.
Que mas puedo pedirle a esta triste y penosa vida amigos y amigas.
L´H a 19 de Junio de 2.010.
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