En la década de los 30 del desastroso periodo republicano, destacó con luz propia un periodista eminente, cáustico, visionario, irónico y odiado por los compañeros, que no perdían oportunidad de atacarle, con toda legitimidad, desde su panfleto oficial.He releído con fruición una memorable antología de artículos magistrales de Don Julio
Camba recogidos en una edición de lujo –pasta dura, buen papel- llamada HACIENDO
DE REPÚBLICA.
Pueden encontrarlo, este librazo, en nuestra biblioteca central de Hellín, que con tanta profesionalidad intentan gestionar los bibliotecarios, agradeciendo a su ahora ausente responsable de adquisiciones nos haya traído esta joya literaria, porque el periodismo bueno es literatura, Sr.ignorante Presidente de la RAE, y es el género más difícil porque todos los días debes retratarte ante tus lectores y cumplir como todo un Don Juan Tenorio o mejor dicho, como mi paisano Nacho Vidal pero de letras no de otra pluma.
En el capitulo 8 de HACIENDO LA REPÚBLICA que lleva el nombre de LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA, se recogen 18 breves columnas –de 60 a 70 líneas- en donde el bon vivan de Don Julio –vivió los últimos años de su vida en el Palace de Madrid- nos describe el asalto al Estado de los camaradas, perdón, compañeros y su fagocitazión a modo de merienda perpetua y continuada, de los recursos públicos, proceso que comenzó el mismo día de la proclamación de la II República.
Dos de los mejores artículos LA BURGUESÍA SOCIALISTA y EL ESTADO-MERIENDA encabezan este modesto recuerdo a Julio Camba, reiterando mi opinión personal que el periodo republicano fue un fracaso de todos los españoles. De todos.
No les voy a citar –fusilar- párrafos excepcionales de HACIENDO DE REPÚBLICA, que por su vigencia deben ustedes leer y releer. Fuiste un genio Don Julio de la ironía y de la socarronería, como les indique al principio de la columna.
La historia –su conocimiento- nos sirve para intentar no repetir los mismos errores de generaciones pretéritas.
"A Camba yo lo descubrí en la biblioteca municipal de Úbeda, y me bebía literalmente sus artículos, sus crónicas breves de viajes tan llenas de observación y de humorismo..."
[Antonio Muñoz Molina - Epílogo - El País Semanal, 24 febrero 2002]
Hellín a 22 de Julio de 2.008
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