Ya hace meses les hable de Gran Torino.
Me pareció entonces una película soberbia muy depurada y calvinista mas que luterana.
Es de 2.008 y después he visto del maestro Clint Eastwood Invictus que es otro peliculón lleno de valores democráticos y cívicos y que yo pasaría de manera obligatoria en todos los colegios de España.
Gran Torino revisada ahora me gusta mas.
Es dreyeriana y seca.
Secuencias largas y sus casi dos horas de duración se hacen largas por la densidad que tiene.
Es un filme espeso y espiritual como las obras de Dreyer director al que evidentemente Clint Eastwood debe admirar y en el que se debe inspirar y le habra inspirado.
El hombre es pecador.
Solo algunos están predestinado a salvarse.
El trabajo bien hecho es un signo de salvación.
La muerte es amarga y la salvación es dulce dice el tallo tierno de cura que intenta llevar al redil del rebaño a este escéptico y terminal obrero jubilado de la Ford antiguo héroe de guerra en Corea.
Clint Eastwood es un soberbio actor que conoce sus limitaciones y que siempre se sabe rodear de actores mejores que el.
Aquí en Gran Torino se siente seguro y el es el protagonista absoluto.
Su interpretación del huraño y borde vecino de los educados orientales algunos tan americanos como el porque ya han nacido en EE.UU es de Oscar.
Me sigue gustando ese plano final de Gran Torino.
Esa bahía y esos arboles y esa bella banda musical de la que es coautor.
Un artista de primera el de San Francisco.
Un coloso del celuloide.
Uno de los grandes clásicos de cinema americano.
Uno de los grandes grandes del cine universal.
80 tacos no son nada chiquillo.
Espero ansioso nuevas cintas tuyas y feliz cumple.
Hellín a 31 de Mayo de 2.010.
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