Una relación curiosa entre la modesta y esforzada agente del FBI y todo un aristócrata del crimen caníbal.
Una película Hannibal que acabo de volver a ver. Dos horas largas de cine denso y tenebroso.
Buena mano la de Ridley Scott.
Un realizador sofisticado dotado aunque a veces lo quiera hacer demasiado bonito.
Como de anuncios televisivos.
Sir Anthony Hopkins es el alma de esta cinta notable porque es un inmenso actor.
Le cayó la lotería con este papel de psquiatra sibarita cruel y melómano.
Giancarlo Giannini es otro excelente actor.
Me quedo de todas forma con Francesca Neri y ese vestido maravilloso que lleva a esa ¿Aida? tan cursi y cargante. No se entiende que pueda estar con un tipo tan dejado y repelente como el comisario italiano la guapisima y muy apetecible Lulu de Bigas Luna.
Genial lo de que se comiera el hígado de un pésimo flautista de la sinfónica de Baltimore para mejorar la calidad de los metales de la formación orquestal nuestro entrañable Hannibal Lecter.
La secuencia de esos sesos fritos de policía corrupto que se come el mismo todavía causa pasmo e impresiona por lo menos a mi menda.
Le pondremos un 6 alto.
Hellín a 29 de Mayo de 2.010.
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