Si tienen sensibilidad y son personas con inquietud artística y duras pero que muy duras les recomiendo la obra de Alban Berg un compositor austriaco clave en la música culta del siglo XX.
Mi burgués Palau de la Música que junto al excepcional Villegas son mis dos salas preferidas tuvo el privilegio de estrenar el 19 de Abril de 1.936 el que esta considerado uno de los mas tremendos conciertos de violín que existen. Alban Berg había muerto unos pocos meses antes de una septicemia provocada se piensa que por la picadura de una abeja.
"A la memoria de una ángel" reza el titulo de este tristisimo concierto que Berg le dedico a modo de requiem a Manon la hija de Alma Mahler muerta a los 18 años de forma horrible por una poliomelitis paralizante. Al ser estrenado ya muerto Berg se convirtio tambien en su propio requiem. Doble requiem de una tacada.
No es largo -unos 25 minutos- este concierto tan peculiar y severo que solo tiene dos movimientos. Lo he escuchado -que recuerde- un par de veces en directo y precisamente en el Palau y en el Villegas y con pocos meses de intervalo por si fuera poco. Una doble experiencia como oyente difícil y angustiosa. En ambas ocasiones se me hizo largo y agobiante e insoportable el concierto. Señal que Alban Berg consiguió su propósito artístico por lo menos conmigo: afectarme en lo mas profundo de mi atea/agnóstica alma.
Puro lamento y dolor este concierto tan atípico de violín.
Expresionismo y romanticismo unidos.
Tragedia humana y dramatismo sin limites.
Que mas quieren.
Eso es el arte.
Sentimientos y vida y muerte. Alegría y desesperación. El silencio de Dios o su ausencia en mi particular caso existencial.
Nunca se sabe lo que es peor o mejor. Creer y que te ocurra una desgracia familiar y dejar de creer o no creer y sucediendote la muerte de un ser cercano muy querido volverte creyente. O seguir igual.
Hellín a 8 de Diciembre de 2.010.
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