Ese buen cine americano en donde todas las piezas desde el guión , la fotografía, los secundarios, la música (de ¡Mikis Theodorakis! casi nada) y la ambientación encajan a la perfección.
Antológica la secuencia donde los agentes de la ley y del orden se emporran para realizar mejor su trabajo. Inenarrable.
Al Pacino con 33 años consigue una intensa y convincente interpretación de este atipico policía culto al que le gusta la opera, el buen vino y las chicas guapas y que es hijo de un zapatero y al que no le interesan ni los sobornos ni las mordidas para pasmo de sus corruptos compañeros del podrido cuerpo.
Un 7 para esta excelente película que me ha hecho pasar una buena tarde agostera.
Sidney Lumet es un pedazo de director.
Peñíscola a 8 de Agosto de 2.011.
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