Me es muy difícil hablar de una película tan dura como Roma, ciudad abierta.
Aunque consta el año 1.945 como la fecha de su realización Roberto Rosellini fue filmando la ciudad durante años anteriores a la liberación aliada y eso le da este carácter de documental impagable e irrepetible.
La destrucción de la guerra. El mayor cáncer de la Humanidad aún hoy.
Porque muchos países siguen librando batallas de exterminio internas y externas.
Con millones de víctimas. Y dejemonos de distinguir entre muertos civiles o militares. Son seres humanos.
Aprovecha nuestro mítico realizador italiano para plantear muchos temas en esta obra de arte.
Al no ser marxista para él la sociedad son las personas y no las relaciones que se derivan de las relaciones económicas. Es un humanista. Para mi Marx también lo fue pero no sus mal herederos.
Un comunista y un cura católico unidos por su rechazo al totalitarismo fascista. Al final los dos ejecutados. El rojo por una tortura despiadada y el negro fusilado.
Mujeres que aman y sufren. Una prostituta que por despecho traiciona a su amor de toda la vida.
Un nazi arrepentido mas por el alcohol que por la conciencia o tal vez por los efectos del primero sobre la segunda.
Si Roma, ciudad abierta es tan influyente es mas que por su perfección formal que no la tiene por la trascendencia brutal que tuvo en la evolución posterior del cinema mundial.
Porque el neorrealismo italiano fue volver a la calle e intentar captar directamente a los seres humanos en su medio.
Fuera los estudios, actores no profesionales combinados con autenticas estrellas, blanco y negro, diálogos reales y una plástica urbana.
No es un filme mejor por ser mas realista. Es diferente.
La artificiosidad de Lo que el viento se llevo es maravillosa como la simpleza y austeridad de Roma, ciudad abierta o El ladrón de bicicletas.
Es el talento de los creadores cinematográficos lo que las convierte en inolvidables, que es diferente porque su circunstancia orteguiana lo es. Cuestión de personalidad. De estilo. De genio.
Revisar a Rosellini. Un clásico a recuperar. Profundo y rebelde. Conservador y revolucionario. Lo que ya no se puede dar. Sin comentarios.
Hellín a 6 de Febrero de 2.009
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