Todavía esta uno delirando con el juego galáctico del Barça ayer en el Bernabeu.
Apetece tranquilidad.
Que mejor que después de una breve siesta dominguera enfrentarse -antes de un excelente Español-Valencia pero este gratis- a Medianoche en el jardín del bien y del mal.
Realizada en 1.997 la recordaba muy elegante pero algo confusa.
Me ha parecido aún mas confusa al volverla a los diez años de su realización.
Buena señal.
El extraordinario Clint Eastwood saca petróleo de donde poco se puede sacar o nada.
La historia no es nada original -si la de El gran torino, buenisima última entrega del inolvidable Harry el sucio- y resulta a todas luces hasta previsible y comercial.
Los actores principales tampoco convencen.
Son estrellas.
El mejor actor que ha dirigido el culto y muy sensible Clint se llama Clint Eastwood.
Pero a pesar de todos los peros los casi 150 minutos transcurren de manera amena y hasta corta.
A ello ayuda la fenomenal y larga secuencia del juicio con jurado.
El abogado del señorito sureño se sale.
Es un picapleitos de primera.
Un sibarita.
Un consumado embaucador.
La transexual magnifica también y el ingenuo y tierno John Cusack un cándido periodista que no sabe el paquete que lleva entre manos.
Kevin Spacey genial en Seven -su mejor papel- aquí muy inexpresivo y como abstraído.
Los secundarios cojonudos.
Le dan empaque interpretativo a esta enigmática película.
Tal vez deba verla mas adelante.
Es poliédrica y muy compleja.
Si me leen otra critica de aquí a otros 10 años en este blog a esta medianoche tan larga es buena señal.
Seguiremos vivos y siendo buenos amigos. Que de eso se trata como esta el patio pandémico.
Hellín a 3 de Mayo de 2.009
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