El talento del americano en una secuencia llena de intensidad y pudor. Un amor imposible entre dos personas maduras y sensibles.
Un cineasta calvinista.
Y la importancia de la música en su cine. O mejor dicho su cine es muy musical. Los puentes de Madison recuerdan a una sonata de Beethoven.
Una obra maestra. Sobran inútiles y torpes palabras.
Hellín a 11 de Mayo de 2.009
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