jueves, 15 de julio de 2010

35 AÑOS DESPUES DE SU ESTRENO DERSU UZALA SIGUE SIENDO UNA OBRA MAESTRA QUE MEJORA CON EL TIEMPO: LA AMISTAD DE UN CAZADOR CON SU AMIGO CAPITAN. UN 10


Creo que la vi en un cine que había en la calle Tuset de Barcelona al lado de la Diagonal. A finales de los 80 del siglo pasado. No tenia ni 20 años. Era un pipiolo.
DERSU UZALA es una obra de arte.
Estéticamente y éticamente.
AKIRA KUROSAWA consiguió otra obra maestra de las muchas que hizo en su larguisima carrera cinematográfica.
DERSU UZALA es diferente a las otras obras maestras del japones.
Tenia 65 años y llevaba 32 haciendo cine. Es una obra de arte redonda y tranquila.
Es una película zen en un director tildado de occidental en su país. Curiosa paradoja.
En ella predominan los planos/encuadres fijos que mantiene una eternidad.
Los actores apenas se mueven y la acción es inexistente.
Pocas veces un realizador ha conseguido como AKIRA KUROSAWA plasmar el alma humana y su espiritualidad. En estos planos repito que son planos/ encuadres fijos. Son como cuadros. Con ese "aire" que de manera sabia apuntaba Dali en Las Meninas de Velazquez.
Solo en Dreyer y ahora en el prodigioso Clint Eastwood he advertido algo semejante.
Vista de nuevo DERSU UZALA -la ultima vez que la visione fue en un ciclo de cine ecológico que organizaba el cine club de la cercana Tobarra al que le he perdido la pista por cierto- es ahora cuando me he fijado en su estructura filmica y en sus numerosos planos/encuadres fijos que el genial AKIRA KUROSAWA mantiene de manera intencionada para crear esa sensacion de majestuosidad y paz interior aunque el entorno exterior sea grandioso e infinito.
Filme panteista.
La taiga que todo lo domina y es espesa y densa como la comarca de la Selva catalana.
Las personas -animales que en ella viven- y el tigre al que no se debe matar nunca porque supone la condena del que acabe con el que es el rey de la taiga.
La fatalidad y el eterno retorno a la Naturaleza.
Impresionante DERSU UZALA.
Nos hace reflexionar y pasar mas de dos horas emocionantes de una calurosisima tarde de un julio agobiante, interminable e implacable.
Hellin a 15 de Julio de 2.010.

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