Mientras me preparaba la comida este bochornoso mediodía una ración del genial Jozsef Gregor.
Telemann y Cimarosa.
Va de maestros de escuela y de capilla.
Con esa voz profunda pero que modula con perfección el legendario eminente bajo húngaro.
Consigue efectos cómicos impresionantes.
¡Que infla de reír me he pegado como dicen por Andalucia!
Cuando he deglutido el arroz al horno me ha sentado de primera.
La música abre el apetito y no solo el gastronómico.
Ya me entienden.
Y no lo digo solo por el socorrido bolero del fabuloso Ravel.
Hellin a 3 de Julio de 2.010.
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