martes, 20 de diciembre de 2011

SEGURO QUE ESTAS VARIACIONES GOLDBERG INTERPRETADAS POR MI PAISANA EULALIA SOLE SUENAN BACHIANAS Y LIRICAS. EL LUTERANO BARROCO COMPOSITOR ALEMAN ERA EN EL FONDO UN CALIDO ROMANTICO CRISTIANO NADA MATEMATICO Y FRIO.



RESEÑA (DIVERDI) Y PRENSA


La seriedad, la hondura que ha presidido la trayectoria artística de la pianista Eulalia Solé, su visión de la música como vivencia de espiritualidad, y de la interpretación como apertura al contenido o esencia de cada partitura, han desembocado en una grabación de las Variaciones Goldberg de Johann Sebastian Bach. El gran organista y compositor de Eisenach nos da en esta obra uno de los mayores monumentos de la historia de la música para teclado, heredera de aquellas admirables "diferencias" de otro insigne organista, Antonio de Cabezón. Ni el alemán ni el español compusieron sus obras para el piano moderno, en este caso el esplendido Steinway de la Escuela Superior de Música de Cataluña. Pero la categoría del arte de Bach permite cualquier instrumento transmisor.
Eulalia Solé despliega su muy hondo pianismo en estas treinta variaciones de Bach sobre una zarabanda del segundo Cuaderno de Anna Magdalena que aquí recibe el nombre de aria, el mismo que usaría Beethoven en diminutivo para las variaciones del último movimiento de su última Sonata núm 32, ese impresionanteadagio molto semplice e cantabile en do mayor.


Debemos a Johann Nikolaus Forkel, primer biógrafo de Bach, la anécdota de que este compuso lasVariaciones para un clavecinista de la corte del embajador de Rusia en Sajonia llamado Johann Gottlieb Goldberg (1727-1756). Según Forkel, el conde Hermann Carl von Keyserlingk había encargado a Bach una obra extensa para clave que debía tocar por las noches en su dormitorio para lograr que conciliase el sueño, pues padecía de insomnio.


Pero hoy se considera falsa esa historia, ya que no hay traza en la portada de la edición de Baltasar Schmid, en Nuremberg (1741), de la dedicatoria al uso y por otro lado, Goldberg era un muchacho de catorce años y difícilmente podía llevar a cabo una ejecución con la técnica exigida por esta obra. Es mejor pensar, por tanto, que Bach escribió su obra, como las anteriores del Clavierübung, “por su gusto y sin necesidad de cumplir encargo alguno”. Tal vez lo hiciese durante un viaje a Berlín, en agosto de 1741, para visitar a su hijo Carl Philipp Emanuel, el cual había sido nombrado clavecinista del príncipe Federico de Prusia (después Federico el Grande).
El Aria mit verschiedenen veraenderungen vors clavicimbal mit 2 Manualen (Aria con diversas variaciones para clave con dos manuales, que así son llamadas las Variaciones Goldberg, es la cuarta parte delClavierübung (Ejercicios para teclado).


No se trata, como podría deducirse del título general de esta recopilación, de unos simples ejercicios para teclado al modo de los de Johann Kühnau, antecesor de Bach en la cantoría de la iglesia de Santo Tomás en Leipzig. Con estas treinta variaciones, precedidas por un aria que también aparece en la conclusión, Bach no solo quiso, como él solía decir, presentar unos fragmentos que pudieran ser ejecutados sobre instrumentos de tecla “para recreo del alma”. Aquí el gran compositor iniciaba una nueva etapa, la de las obras geniales de sus últimos años, de una abstracción y esencialidad tales como para optar a la indeterminación instrumental más absoluta, como ocurre en El arte de la fuga. Pero en las Variaciones Goldberg, además del Bach solemne de Die Kunst der Fuge, hallamos al dominador de la suite barroca, con sus mil modalidades y formas. Hasta nos sorprende con un Quodlibet en cuyo transcurso combina hábilmente el tema generador con dos aires populares, como si quisiera recordarnos que, junto al rigor, riqueza de formas, ritmos y armonías, está la gracia de la invención, el hacer de la música un goce superior a cualquier otro.


Eulalia Solé, sin gestos extemporáneos ni carreras desbocadas (aquí todo brota con justeza, elegancia y alta espiritualidad) nos evidencia su perfecto entendimiento del mundo bachiano, al cual lo preciso y lo sereno no resta profundidad y menos aún, emoción.

Andrés Ruiz Tarazona

http://www.diverdi.com/portal/detalle.aspx?id=44153


Hellín a 20 de Diciembre de 2.011.

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