Miguel Ángel Poveda León nace en Badalona el 13 de febrero de 1973, hijo de una familia humilde sin una tradición musical anterior, su padre originario de la pedanía de La Paca en Lorca (Murcia) y su madre nacida en Puertollano (Ciudad Real), Miguel tiene dos hermanas. Sus orígenes no andaluces son de singular relevancia en este caso debido a las particulares características para desarrollar la disciplina artística por la que siente vocación: el flamenco.
En un entorno no especialmente propicio para su desarrollo en el mundo del flamenco, por su origen atípico para el cante: payo, catalán y viviendo además en Badalona, sin la posibilidad de compartir su afición por el flamenco con gente de su edad, partiendo de esa realidad propia tan particular para desenvolverse en ese mundo sin embargo logra gracias a su empeño personal, a su pasión por el cante y a sus dotes artísticas crearse una personalidad cantando que más tarde se mejoraría con la experiencia de los años y con sus propias vivencias.
En un entorno no especialmente propicio para su desarrollo en el mundo del flamenco, por su origen atípico para el cante: payo, catalán y viviendo además en Badalona, sin la posibilidad de compartir su afición por el flamenco con gente de su edad, partiendo de esa realidad propia tan particular para desenvolverse en ese mundo sin embargo logra gracias a su empeño personal, a su pasión por el cante y a sus dotes artísticas crearse una personalidad cantando que más tarde se mejoraría con la experiencia de los años y con sus propias vivencias.
Miguel Poveda quería ser escuchado fuera de Cataluña para calibrar su verdadera valía y para hacerse una idea de hasta dónde podía llegar. Así fue como junto al guitarrista Juan Ramón Caro se presentó a las pruebas selectivas para el 33 Festival Nacional del Cante de las Minas de La Unión (Murcia) celebrado en 1993, no sólo fue seleccionado sino que además fue galardonado con cuatro de los cinco premios, uno de ellos la Lámpara Minera, el más preciado, además de las modalidades de La Cartagenera, La Malagueña y La Soleá, hecho que cambia su vida artística para siempre, profesionalizando definitivamente su vocación desde niño, un primer objetivo cumplido.
Cataluña como buena cantera jonda.
Maite Martin barcelonesa, Duquende de Sabadell y Miguel Poveda de Badalona.
Catalanes y flamencos. Cantaores hechos y con cualidades y facultades.
Para que luego vengan con las mandangas de que mi Cataluña solo son las sardanas y los castellers.
En mi barrio de L´H de la Florida tenemos la activa Peña Antonio Mairena y cerca de mi vivienda familiar en un Parque que esta pegado no es raro ver a crías bailando sevillanas en una carpa.
A Maite Martin la vi hace unos años en Valdepeñas tan aficionada al jondo. Excelente.
A Miguel Poveda en el monstruoso Mercado de las Flores y canto muy bien unos tangos.
Me queda Duquende que tiene esa voz tan quebrada y atractiva. Al loro estoy de sentirlo en vivo que es como se aprecia a cualquier cantante que se precie.
Bien por Miguel Poveda no tan joven pero maduro. Multipremiado pero a nadie le amarga un dulce.
Lo que hace la afición.
Y tener cualidades pero por encima de todo escuchar y escuchar a los maestros. A los mas grandes . A Caracol, a Marchena y a Mairena.
Enhorabuena paisano y no debe tardar mucho ya en que la estupenda gente de Jumilla empendolen otra edición de su magnifico Festival de Flamenco al que asesora el paternal y religioso y enorme cantaor Don Alfredo Arrebola un granaino genial y celestial y verborraico.
Les pongo algo de Poveda y el jondo es como todo lo bueno en la vida. Para apreciarlo es básico tener buen gusto y paciencia y fijense como baila este badalonés de madre manchega y de padre murciano y que pareja forma con el fantástico Diego Carrasco:
Hellín a 17 de Febrero de 2.010.
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