Winona Ryder es el alma de este folletín dirigido por Joan Chen que no creo que sea mitad catalán y mitad chino.
Me gusta mucho esta actriz tan guapa y enfermiza. Esta perfecta en su papel. Tiene la vida ya agotada y se enamora de un mujeriego Richard Gere que no me acaba de convencer en su rol de forrado restaurador.
He vuelto a ver esta desoladora película porque una amiga muy sensible y culta en su blog que publica en facebook hablaba de Otoño en Nueva York.
Me quedo con el gesto del super cirujano cardiaco cuando no puede salvarle la vida porque es imposible hacerlo porque el tumor benigno le comprime ya el maltrecho corazón.
La medicina como un oficio y un arte.
Y como una vocación.
Los cirujanos no tienen horarios ni vida familiar.
Y si son eminentes pues ni vida personal.
Espero recuperarme de tanto préstamo y recibir lo que me deben los socialistos de mi modesta vpp y si aun se puede viajar barato me voy a Nueva York un otoño.
Una semana. A tope. Una utopía pero sin ellas no se puede vivir. No digo el año. Pero lo hare.
Bella cinta Otoño en Nueva York pero tan triste como una canción de Schubert. Un lied como este tan hermoso y emotivo que canta como nadie el maestro Dieskau:
Hellín a 23 de Octubre de 2.009
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