Porque este clásico del cine y unas de las mejores películas de todos los tiempos no es una simple comedia.
Es un fresco impresionante sobre la Guerra Civil americana.
La secuencia de la batalla con ese puente de madera que se derrumba es excepcional por los encuadres, el ritmo y la cantidad de figurantes.
Tiene los toques visuales geniales habituales de Buster Keaton y ese sentido del humor tan irónico y único.
De 1.926 El Maquinista de la General es una maravilla y si encima se ve acompañada con un sabio piano de música de fondo pues le sobran hasta los subtítulos en castellano que son necesarios pero no imprescindibles.
De las facultades atléticas y mímicas de Buster Keaton pues nada más que decir.
Que era un portento físico.
Y nada de cara de palo ni pamplinas como fue bautizado en España de manera absurda.
Es un actor expresivo dentro de su melancolía y flema. Con gran economía de medios.
Me quedo con esta imagen final del teniente Keaton haciendo el saludo a sus subordinados mientras besa a su novia.
Un cobarde que no lo es -tampoco es valiente- al final es un héroe.
La mujeres y su peligrosidad están muy presentes en el maestro americano.
Ya habrá tiempo de hablar del amigo Buster largo y tendido en estas tardes cada vez mas oscuras de este otoño tan poco frio y mas bien caliente como comprueban a diario en mi otro blog el políticamente incorrecto que pueden pinchar en esta página si les apetece leer mis reflexiones sobre el devenir de nuestra arruinada y catastrófica España.
Hellín a 28 de Octubre de 2.009
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