domingo, 23 de enero de 2011

25 AÑOS DESPUES ESTE RETRATO DE UN ASESINO EN SERIE SIGUE IMPRESIONANDO PERO NO POR LA VIOLENCIA QUE LA TIENE SINO POR EL MAL AMBIENTE. MAGISTRAL.


Henry, retrato de un asesino (1.986) se mantiene muy bien y se ve con el interés de ser para mi gusto la mejor película que se haya hecho hasta la fecha sobre un asesino múltiple en serie psicópata.
La vi en su momento en la minúscula sala Alexis de la señorial Rambla de Cataluña de Barcelona.
Mi acompañante no la soporto y creo recordar que se fue huyendo y pensando con quien se había juntado.
El cine patológico criminal me interesa como me interesan los vinos o la música religiosa.
Precisamente ahora mientras escribo estas lineas estoy escuchando el maravilloso Requiem de Gabriel Fauré por el maestro Sir Colin Davis que conduce a la imperial Staatskapelle Dresden.
Ese contraste entre lo que acabo de ver -la brutalidad de ser humano- y la belleza no terrena de la composición del genial músico francés me atrae mucho.
Lo peor y lo mejor del hombre.
Lo mas canalla y lo mas sublime.
Volviendo a Henry, retrato de un asesino lo que me sigue fascinando de ella es ese ambiente urbano gris y cutre en donde se desarrolla la memorable cinta.
Ese apartamento horrible con esa cocina infecta y esa sabana que cuelga de la entrada de la habitación.
Antológica la secuencia donde la hermana violada por el hermano tarado le clava en el ojo el peine que usa luego nuestro protagonista para rematarlo a cuchilladas.
Yo la encuentro soportable pero reconozco que tengo aguante.
Si son delicados no se les ocurra ver Henry, retrato de un asesino.
Le vamos a poner un notable alto.
Hellín a 23 de Enero de 2.011.

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