Sí las míticas (32) Variaciones Goldberg que grabó con 22 años Glenn Gould en 1.955 y que se convirtieron en un icono para toda una generación de la rebeldía de un pianista estrafalario en el encorsetado mundo de la apolillada música culta de la época.
Atreverse con Bach y encima tan joven y batir record de ventas ya me dirán. Una irreverencia. Un sacrilegio. Entonces se consideraba que Bach era solo para minorías aburridas, ricas, selectas y elitistas.
38 minutos que he escuchado ya tres veces desde que lo compre en Murcia esta pasada tarde. Dos veces mientras volvía en mi coreano a Hellín. Y ahora mientras escribo estas lineas por tercera vez.
Había acudido a Murcia a la concentración de apoyo y solidaridad al Consejero de Cultura de la Comunidad de Murcia salvajamente agredido por unos cobardes canallas. Que te recuperes amigo como una entrañable melómana amiga que por casualidades de la vida también ha sido ingresada en el magnifico y moderno Hospital Reina Sofia por una problema intestinal. Poneros pronto bien lo dos. Tenemos que coincidir muchas veces de nuevo en nuestro Villegas amigos.
Antes me he acercado a unos grandes almacenes donde me he aprovisionado de munición musical con la integral de Chopin y con versiones antiguas que buscaba de misas de Bach y con un estuche de mi admirado Dvorak -80 CD por 75 euros en total las tres compras- y finalmente una cuarta adquisición que ha sido la joya de la corona. Nada mas y nada menos que las (32) Variaciones Goldberg de las que les estoy hablando que me han costado 4 euros.
En 1.981 rondando los 50 años Glenn Gould graba de nuevo esta inabarcable obra bachiana y se va a los 51 minutos de duración. 13 minutos mas que la de 1.955. Casi nada.
De 1.955 a 1981 han transcurrido 26 años agitados e intensos en la vida del genial pianista canadiense.
En 1.964 deja las salas de conciertos.
Y se dedica a grabar y grabar y grabar. Y a Bach siempre Bach el único compositor que respetaba y admiraba en la forma y en fondo.
En 1.982 nos dejara. Con 50 años de edad se nos fue Glenn Gould.
Yo encuentro la versión de 1.955 que hizo de las Variaciones Goldberg muy madura y redonda.
Suena siempre a Bach. Se la critica porque se dice que Glenn Gould corre mucho y se atropella.
Bach es endiabladamente rápido cuando quiere. Acuerdense de los conciertos de Branderburgo.
Esta versión de juventud insisto es lenta y rápida y lírica y violenta y pacifica. Es fascinante. Es memorable e irrepetible e insuperable y distinta y mucho a la de 1.981. Esta llena de vida y de humanidad. Es moderna y clásica. Es innovadora y académica. Es bestial de buena.
Es arte en estado puro y eso es lo único que importa.
Por lo menos a mi.
Yo busco emociones y emociones.
Y Glenn Gould me las proporciona y a raudales y en abundancia porque fue un artista mas que generoso y entregado que transmitia una barbaridad y porque solo vivió para la música porque ante todo fue un músico que secundariamente vivió de la música.
Hellín a 18 de Enero de 2.011.
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