Leo en la excelente revista Ritmo de Septiembre en la sección una obra y sus discos la reseña que se hace de esta hipnótica obra musical que es el Castillo de Barbazul.
Se estreno en 1.918 en Budapest, 7 años después de que la acabara el genial y humano Bela Bartók.
Dos de las cuatro referencias destacan.
Una del iconoclasta Pierre Boulez con la excepcional Sinfónica de Chicago con Jessy Norman como vedette.
La otra del maestro Bernad Haitink todo un consumado director de aperturas/oberturas -impresionante la del tercer acto de Fidelio que le vi en Cinesa/Murcia en Julio pasado- con la fabulosa Filarmónica de Berlín.
No puede uno dejar de mencionar a Sir George Solti con la Filarmónica de Londres. Un húngaro enfrentado a otro húngaro.
Al bueno de Bela Bartók lo escuche muchisimo de joven -por la década de los 80- en mi Palau de la Música de Barcelona cuando yo contaba veintitantos tacos por la añorada Orquesta Ciudad de Barcelona.
Siempre me fascino este cívico y sabio compositor magiar tan poco valorado y cuya figura artística crece y crece y que no es oscuro ni triste sino luminoso y bello y lleno de esperanza y de amor.
Hellín a 1 de Septiembre de 2.011.
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