Grandisimos jugadores artísticos y descarados y sorprendentes estos "pequeños" aleros/bases míticos lituanos de los 80 y 90 del siglo pasado.
Físicamente impresiona esta selección lituana actual que ha hecho del tiro de tres su especialidad. Es su hábitat natural.
En la sufridora Lituania ocupada por los nazis y luego por los sovieticos hasta 1.990 el baloncesto es una religión y Sabonis su Dios.
Al final la libertad del ser humano para pensar, hablar, moverse, rezar o no rezar se impone siempre.
El deporte es una manera que tienen las masas de expresarse politicamente en las dictaduras aprovechando la impunidad relativa que les da el anonimato y los enormes estadios y campos.
Una válvula de escape de la represión y de las frustraciones cotidianas.
En las democracias el deporte sublima el cabreo semanal de una vida mediocre y rutinaria y aburrida y sin alicientes y alienante y sin sentido.
Yo suelo ver los partidos de basket escuchando música culta.
Haydn y sus ultimas sinfónicas londinenes las maravillosas 103 y 104 fueron las elegidas mientras la católica Lituania daba buena cuenta de la ortodoxa Serbia.
Hoy jueves tengo 300 minutos wagnerianos.
Dirán ustedes que es una locura pasarse 5 horas seguidas viendo y escuchando una larguisima opera que de tostón tiene lo suyo -lo reconozco- pero es también un reto y me apetece porque Wagner es mucho Wagner.
Podremos a veces odiar a este compositor único pero personalmente lo admiro y me hechiza y me seduce aunque no a lo Hilter y sus desfiles apoteósicos y marciales nurembergianos
Apuesto a que no nos juntamos ni dos docenas de aficionados en la sala CINESA de Murcia donde nos pasaran esta función pregrabada de Tristan e Isolda en la Scala de Milán y dirigida por Daniel Barenboim.
Para el excepcional Fidelio beethoveniano que condujo un fabuloso Bernard Haitink en Julio pasado eramos una docena si llegábamos.
Apuesto que ganamos en esta primera fase cómodamente a Serbia y que sufriremos y mucho ante la negra y atlética Francia.
Para estos interesantes match tal vez opte por mas Haydn o por las sinfonías mas juveniles de Mozart por el maestro Böhm.
Marida bien el clasicismo postbarroco de estos dos geniales músicos amigos que se apreciaban tantisimo con los movimientos de los baloncestistas y de entre todos ellos las fastuosas bombas del sanguíneo Navarro, las suspensiones de espalda al aro del magnifico Marc y los imposibles movimientos cerca de la canasta del ágil y siempre mentalizado Pau Gasol.
Hellín a 8 de Septiembre de 2.011.
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