En 1.983 mi idolatrado realizador canadiense rueda a partir de un relato y de una manera muy libre un filme que contiene los elementos sadomasoquistas sexuales y visuales, que en la incomprendida y ya mencionada Crash (1996) -la suya no la oscarizada y también excelente película pero policial de mismo titulo- alcanzan su cenit.
Descanso unos días de este artista tan peculiar y especial y mas adelante les intentare glosar la maldita historia de esos personajes degenerados de Crash que llegan al orgasmo entre vehículos retorcidos y con amantes convalecientes de accidentes automovilisticos y llenos de cicatrices, sangre y hasta incómodos, para hacer el amor -fornicar, hablando claro, todo el rato- aparatos ortopédicos espantosos.
De Videodrome pues me he abstenido de ponerles un fotograma -el mas violento visualmente hablando, la vagina abdominal horrorosa- para ilustrar este comentario, porque hubiera sido demasiado.
Yo les aviso. Si se atreven a ponerla o se la dejan o se la bajan de la burra, pues atenganse a las consecuencias. Y si la acaban de ver del todo, es que son unos valientes o unos morbosos aficionados al séptimo arte como yo.
Encuentro la cinta muy vigente. James Woods esplendido. Un actorazo no valorado del todo.
El vídeo, como formato ha desaparecido pero la influencia del medio catódico ha aumentado y no me extraña que un exceso de exposición a las nada beneficiosas ondas televisivas agravadas por tanta porquería de todo tipo que la caja tonta exuda y vomita provoque a medio plazo lesiones cerebrales que tal vez nunca lleguen a neoplasias malignas -algo exagerado, ¿o no?- pero si a una posible debilidad mental de imposible curación en el pasivo televidente.
Un clásico este Videodrome.
El recuerdo ha sido superado por la revisión.
De joven no me impresionaban tanto estos puñetazos cinematográficos.
Veremos algo de cien actual. Ya les contare. Tengan cuidado y lean, escuchen música clásica y paseen. Y de vez en cuando un viaje aunque sea solo de un día. Eso es vivir y huyan de culebrones, debates estériles y famosos torpes bailarines tan indigestos, por lo menos para mí.
Es que soy un bicho raro.
Hellín a 17 de Octubre de 2.008.
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