Una pelicula apasionante.
Del lejano 1.951.
De esos grandes titulos que volvemos a ver una y otra vez.
Además George Stevens es un realizador sólido y notable.
Rueda con estilo, elegancia y precisión las casi dos horas que dura Un lugar en el sol.
Dos bellos actores frente a frente.
Extraordinario como siempre el gran Monty.
Liz Taylor es una adolescente que parece mayor pero como en la magistral De repente el último verano el gigantesco interprete americano arrastra a la inglesa y consigue de ella una de las mejores interpretaciones de su larga filmografía.
De nuevo el amor que todo lo depura y limpia y que tambien todo lo prostituye y ensucia.
Me gusta mucho la secuencia final en donde una "monja" Taylor se despide del único amor que tendrá en su vida esta chica forrada y desgraciada tal vez por eso.
Tiene mucho de dreyeriano y de calvinista este final antológico.
Eso es cine y sin subvenciones.
Le ponemos un 8 alto.
Hellín a 3 de Mayo de 2.011.
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