Ante todo felicitar a la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia por su enorme esfuerzo de este viernes pasado.
Muy bien dirigida por un excelentísimo director rumano -unos genios- nos ha ofrecido una meritoria versión de la larga y compleja Sinfonía numero 4 de Anton Bruckner.
Una agrupación musical que mejora a pasos agigantados y que tiene la gran ventaja de actuar en un prodigioso Auditorio. De los mejores que conozco. Y con la mejor acústica junto al Palau de la Música de Barcelona tal vez de España y parte del planeta.
Lo dice un Sr. llamado Zubin Metha que seguro que les sonara.
Se observa que apuestan definitivamente por el gran repertorio sinfónico en Murcia.
Y es lo que esperamos los que nos desplazamos -en mi caso de otra comunidad autonómica- a una ciclo que además es corto -10 conciertos-. Queremos oír y sentir a los compositores que nos transmiten y estos son portentos como este austriaco tan místico y hasta gótico.
Por lo menos en este estimable concierto -la segunda parte- el concertino era otro. Un esbelto violinista. Algo escuche que se cuestionaba al anterior. Pero no me hagan caso. El otro era muy jovencillo y apolíneo.
Ha sonado diferente la OSRM. Cristian Badea el director invitado habrá trabajado bien y a fondo esta semana con los componentes de la orquesta. Y se lo han creído y se han crecido. Y disfrutaban hasta me atrevería a decir de manera orgiástica y orgásmica cuando finalizaban este monumento sonoro avallador que es esta memorable composición bruckneriana.
Como debe ser. Actitud y aptitud. La escuchan por uno de los "enfant" terribles de la nueva generación de talentosos directores. Simón Ratlle. Que disfruten y si entienden el ingles mejor que mejor porque hace comentarios el ricitos.
Hellín a 13 de Diciembre de 2.008.
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