jueves, 20 de noviembre de 2008

LO QUE EL VIENTO SE LLEVO: LA PELICULA MAS MITICA, CARA, TAQUILLERA, AMARGA Y TRAGICA. LAS PENALIDADES DE UNA FAMILIA ESCLAVISTA DESPUES DE UNA GUERRA


1939 Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind) es el paradigma de como el odio y el amor son inseparables porque la vida es siempre dialéctica y amamos y odiamos al mismo tiempo porque el ser humano es irracional y en él los sentimientos prevalecen, le dominan y le hacen sufrir y enfermar.
Las dichosas pulsiones freudianas.
Durante casi cuatro los que hicieran esta no ya mítica película sino legendaria obra de arte cinematográfica nos muestran con insuperable maestría las calamidades de una rica y esclavista familia sureña americana traumatizada por una cruel y larga Guerra Civil.
Dos siglos después todavía las cicatrices de la contienda fratricida no han sanado. Generaciones han pasado y sigue vivo el recuerdo de los agravios del Norte sobre el Sur. De la Unión sobre la Confederación.
Me ha parecido este filme oceánico e inmenso en esta ultima revisión muy calvinista. Los personajes están predeterminados. Son o muy buenos o muy malos. Solo se salva la de nuevo extraordinaria Olivia de Havilland. Un ángel en estado puro y celestial.
El siempre excelente Leslie Howard no puede dejar de amar a Vivien Leigh, una mujer sin escrúpulos ambiciosa que se casa con el torturado, canalla y riquisimo Rhett Butler (Clark Gable).
La fotografía, los decorados, los vestidos, los extras y las fiestas fabulosos . El chasis de este filme pluscuamperfecto e irrepetible de un época que nunca volverá.
Del tema musical del gran Max Steiner que es eterno. Y que forma parte de nuestros recuerdos. Cuando lo escuchamos nos acordamos de este dramón que nos fascina y fascina cada vez más a los buenos aficionados al séptimo arte. Nos gusta el buen cine.
El excepcional Carl Theodor Dreyer seguro que admiro y mucho la antológica secuencia de la agonia y muerte de Melanie Hamilton, la prima de la malvada y por eso tan humana Scarlett O’Hara. Me ha venido a la mente su escalofriante y genial Ordet (1955).
Les pongo un enlace y lo pinchan y a disfrutar con este maravilloso leitmotiv tan evocador y sublime y seguramente el más famoso de toda la historia del cinema:
Hellín a 20 de Noviembre de 2.008.

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