Se encuentra ahora con achaques de salud James Levine director principal desde 1.973 y musical desde 1.975 y artístico desde 1.986 que se dice pronto del Met siendo encima también desde 2.004 director musical de la Sinfónica de Boston el primer estadounidense en acceder a este puesto por cierto aunque resulte raro.
Yo conozco el Met por las operas que he visto desde las Salas Yelmo vía satélite la temporada pasada.
Lo que se produce y se monta en el Met no tiene nada que ver con lo que se ve en cualquier otro teatro de ópera del planeta por muy bueno que sea. Es diferente.
Allí en Nueva York todo es a lo muy grande y debe ser perfecto y si tienen que hacer un bosque en el enorme escenario del que dispone el monstruoso teatro lo hacen con sus arboles, riachuelos y yo creo que hasta con sus animales.
Mas de 4.000 forofos espectadores en este gigantesco teatro debe ser algo mas parecido su ambiente a un partido de baloncesto que a una representación de una culta y seria ópera.
Cuando finalizan las esperadas funciones -se retransmiten a todo el mundo en directo- si han gustado los aficionados chillan y vociferan de manera brutal y enfervorecida y las divas extasiadas en estado de casi orgasmo musical se suben por las paredes y telones literalmente provocando mas delirios aún si cabe entre el masivo pero poco respetable y respetuoso público.
A menor escala en mi Palau de la Música de Barcelona ocurre algo semejante o por lo menos ocurría antes aunque con mas seny catalán y más educación no exenta de mucha mala uva barcelonesa.
Sus ya mayores melómanos a extinguir son muy entendidos y exigentes y saben premiar la entrega y el talento de los solistas ya sean instrumentistas o cantantes con constantes aplausos que llegan a ser hasta cansinos así como castigar la mediocridad y la falta de ganas con el mas absoluto elegante desprecio que consiste en no aplaudir o hacerlo por cortesía lo menos posible de manera irrisoria.
En el viejo Liceo alguna tangana he presenciado y al nuevo he ido muy poco ni ganas por sus precios desorbitados y su pésima gestión y despilfarro y porque el público entendido va al cercano Palau porque Barcelona es una ciudad mucho mas sinfónica que operera aunque se piense lo contrario y pueda sorprender y porque al teatro ramblero se va mas a presumir que a disfrutar de la buena ópera que no es otra cosa que orquesta y director, cantantes, coro y director y decorados.
Nunca podre ver una opera en vivo en el Met.
No pienso coger un avión en mi vida y además no soy rico.
Me contentare con mis operas modestas pero dignas de Albacete de momento y las exuberantes de Almansa esperando vuelvan el próximo año a vuestro excepcional Festival amigos de nuevo y que la huérfana Murcia retome su temporada con las producciones propias nacionales que tan buen sabor de boca me dejaron estos dos últimos años.
De momento el 7 de Diciembre si no me surge nada asistiré a un Don Giovanni en tiempo real desde la Scala de Milan que es el día de San Ambrosio patrón de la ciudad italiana -fecha de apertura de la temporada- que se presume apasionante desde CINESA en la Nueva Condomina murciana -memorables el Fidelio y el Tristan que he podido ver de momento en este circuito- cómodamente sentado y por un precio sensato y civilizado y mas que tranquilo porque en España la ópera es y seguirá siendo minoritaria y no se preocupen que la sala cinematográfica no se llenara y podre estirarme, regodearme en mi butaca y hasta entre acto y acto zamparme unos ricos dulces caseros con un zumo para aplacar el hambre y las ganas porque no solo de arte vive el hombre aunque sin el no somos humanos y si unas medias bestias.
Hellín a 1 de Noviembre de 2.011.
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