Rodada ya en un lejano 1.972 la aquí llamada Sueños de seductor es un clásico de lo que seria el género llamado del cine dentro del cine. O mejor dicho un bello y original homenaje a la eterna Casablanca.
La estructura teatral de la película es evidente.
Algunos personajes dialogan entre ellos sin que otros se percaten de la presencia de los "invitados".
Una técnica que hereda de su maestro Bergman un joven Woody Allen, esplendido verborraico actor cuando quiere o lo conducen bien.
Es ese tremendo humor tan conseguido del neoyorquino junto a una buena puesta en escena del dotado artesano artista Herbert Ross lo que hace de este filme una terapia ideal para los que estén en curso en la siempre dichosa situación traumatizante de una funesta separación matrimonial o extra, que lo mismo da.
Nuestro protagonista es el mismo Woody Allen.
Un cinéfilo. Un triste hombre de una sola pareja. Alguien que antepone ver celuloide a vivir cuando el cinema es vida y aprendizaje y no es incompatible y mas en nuestras mediocres existencias. En la mayoría de ellas.
Por lo tanto no es malo ensoñarse y evadirse viendo cine. Alienarse o enajenarse como decíamos cuando eramos marxistas.
Otros lo hacen con la tétrica religión.
Muchos acuden al anodino fútbol.
Y no pocos a bailarines nocturnos tan indigestos.
Me ha gustado mucho la realización de Sueños de seductor.
Por esa profundidad de campo, suave, bien usada y leves picados y contrapicados que tanto me recuerdan a El halcón maltes, la obra primeriza de John Huston, mas que a la referida divina Casablanca.
Se nota la buena cultura cinematográfica del director.
Y el oficio. Sin este se navega a la deriva. Es lo que le pasa al cine actual.
No tiene personalidad. No detectas en las cintas lo que ha sido el séptimo arte. El número uno hasta la segunda mitad del siglo XX. Es mi reiterada opinión.
Muy fresca y atractiva Sueños de seductor. Acabara siendo como ya he comentado un clásico.
Una lección de como contar una estupenda historia con talento, buen gusto e ironía. Con modestia pero con eficacia.
Hellín a 21 de Enero de 2.009.
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