Ya les he comentado otra veces -creo- que para mi la limpieza semanal de mi pequeño modesto piso protegido me resulta un privilegio al que no pienso renunciar mientras Dios me de salud.
Amenizo la labor escuchando con toda la potencia que me ofrece mi modesto disman al que le he añadido unos buenos altavoces, oratorios de Haendel. Son ideales.
Ya sea El Mesias, su Judas Macabeo, Saul o el impresionante Israel en Egipto.
Las mejores versiones la del maestro Charles Mackerras. Increíbles estos ingleses. Si canta el genial Paul Esswood pues el paraíso. El mejor contratenor que conozco.
Cuando ha acabado el primer CD ya llevo la mitad de la faena. Y con el segundo de sobras.
Me fascina esa combinación de ese trabajo tan menospreciado como es el de la casa y lo sublime.
La necesaria limpieza y la imprescindible, para mi, música sinfónica vocal. La que mas me gusta. Soy un bicho raro.
Les recomiendo la experiencia.
Un bello coro de Israel en Egipto:
Que todos los pueblos de Próximo Oriente firmen de una vez la paz definitiva y que el antisemitismo oportunista e irracional no se apodere de la inculta España. Por favor. Repartamos las culpas. Unos son unos bestias. Si. Pero los otros no son mejores. Desterrar el fanatismo religioso del planeta. Mas Haendel y menos clérigos. Estos últimos la perdición de la especie humana. Comprobado.
Hellín a 20 de Enero de 2.009.
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