La denostada etapa americana del maestro teutón nacido en Viena pero quasi o alemán -cuanto cuesta distinguir estos dos países tan parecidos culturalmente- es impresionante.
Nos ha dejado películas memorables.
De varios géneros incluidos excelentes western y la tremenda en 1936 Furia que rueda recién llegado a Estados Unidos. Cuenta la leyenda que engaño a los nazis. En la sensacional M, el vampiro de Düsseldorf que realiza en 1.931 ya los puso de vuelta y media usando la figura por desgracia tan de actualidad de un pederasta que encarna el genial Peter Lorre.
En el cine negro se movía con especial soltura el expresionista realizador.
Su cine es denso visualmente y moralmente. Sus personajes son violentos y algunos despiadados.
El fatalismo preña sus filmes. Es y seguirá siendo un alemán que hace cine en un país que lo acoge como a tantos europeos. Que luego tuvieran problemas con la industria pues normal porque es un negocio y además el feroz anti comunismo que se fue creando en EE.UU y las ideas sociales avanzadas de la mayoría de estos emigrantes de lujo les crearían no pocos conflictos.
Pero nos dejaron estupendas obras.
Los sobornados (1.953) y la secuencia doble de la cafetera.
Deseos humanos un año después y el protagonista montado en la gigantesca maquina ferroviaria que va devorando raíles.
Grandes momentos del séptimo arte para mi el primero del siglo XX. Pero hasta la década de los 50 y algo de los 60.
Tal vez en este siglo XXI el liderazgo artístico de formas expresivas sea -seguro- la fotografía y las tecnologías digitales visuales. El dvd y lo que lo sustituya. Y todo ello en forma de performance colectivos. Y eso nos permitirá experiencias inquietantes como vivir, sentir y escuchar la agonía de un escritor en tiempo real por un vecino benefactor. En la sensacional Capilla de la Calle del Carmen anexa al Hospital de la Santa Cruz de Barcelona estas navidades pasadas me quede estupefacto ante esta experiencia inédita para mi. Dura por cierto pero necesaria. El arte del siglo XXI.
Un mundo que a mi me llega tarde por mi avanzada edad, mentalidad, limitaciones y torpeza insalvable ante la complejidad de la dichosa informática pero que acepto y admiro si lo que me ofrece me impacta. Nuevas generaciones de artistas nos sorprenderán y mucho. Están muy bien formados. Lo que yo vi además de lo que les he comentado en esta peculiar sala de exposiciones sacra son trabajos de alumnos de la Escuela de Diseño Massana de la Ciudad Condal. Y cosas muy, pero que muy buenas.
Es lo que se lleva ahora. Lo que mas me atrae de todo lo que veo. Pero tiene un gran enemigo. La mentalidad de los gestores/políticos. Y lo veremos. Porque cualquiera puede ahora crear artisticamente. Y eso es peligroso. Y por encima de todo no es controlable por el poder. Y ellos quieren subvencionar y así censurar. Economicamente y no legalmente. Quieren títeres y no críticos reivindicativos y denunciadores de lo que pasa. Es la labor de los que aspiren a ser considerados artistas y no bufones domesticados cual mascotas.
Un Señor artista como Fritz Lang no tendría encaje hoy día. Era demasiado inteligente y libre. Se jugo el físico. Podía haber sido el gran cineasta del nacional/socialismo -les suena la combinación fatal, a mi si- pero acabo dirigiendo fuera de su patria extraordinarias cintas ¿menores? que se agigantan con el tiempo. Por eso es un clásico y lo seguirá siendo amigos no como otros pro hamas de tres al cuarto tan de actualidad.
Les pongo Los conciertos de Brandenburgo de Bach, el mas moderno de todos los artistas.
La versión que estaba escuchando mientras escribía esta reflexiones matutinas es la mejor que conozco. La de la Academy Of St. Martin-In-The-Fields con el excepcional Sir Neville Marriner al frente. Llena de ritmo y frescura. Insuperable. El enlace que les facilito no esta nada mal. Que lo disfruten:
Hellín a 14 de Enero de 2.009.
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