Me ha resultado interesante la tercera entrega que firma David Fincher, el director de la fascinante Seven, de los feos bicharracos alienigenas que recordaba muy lejana. La cuarta del estupendo realizador francés Jean-Pierre Jeunet es muy dinámica, cruel, violenta y hasta conmovedora. La resucitada Teniente Ripley sufre con la desagradable muerte del alien humanizado/varón/monstruo.
Plantea la última entrega la clonación humana, tema controvertido, y más todavía después de los fiascos de la oveja Dolly y del tramposo científico coreano. De momento, la manipulación genetica con fines no muy claros que no sean los terapeuticos parece algo aparcada.
Sigourney Weaver está enorme. Su físico y esa mala uva que transmite la hace ideal para encarnar a esta guerrera y además se gana sus elevadisimos honorarios porque se curra el papel una y otra vez.
Dan miedo estas corporaciones multinacionales que experimentan y no tienen escrúpulos de ningún tipo.
En el todavía visible INFORME SEMANAL de este sábado hablan de Obama. Estaremos expectantes y esperaremos lo que nos depararan las elecciones presidenciales de Noviembre. Y dentro de dos años la quinta parte de la serie de nuestros temidos pero necesarios alienigenas.
Hellín a 30 de Agosto de 2.008.
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