Un pequeño Jean en brazos de su madre retratados por su padre el maestro del impresionismo Augusto Renoir.
El maldito Erich von Stroheim encarna a un oficial alemán en La Gran ilusión.
Jean Renoir en un fotograma junto a otros actores (el que coge a la burguesa) de La regla del juego.
Las ventajas del cine clásico es que suelen ser los filmes cortos y que siempre están vigentes y vistos una y otra vez descubres algo nuevo y mejor en ellos.
No les voy a comentar estas dos obras maestras.
Si no las conocen pues las ven.
Muy amenas y entrañables.
Solo un humanista puede rodar con tanta sensibilidad y amor hacia el prójimo.
Tanta hipocresia -escucho el largo y plano discurso de la esperanza no negra sino liberal, el candidato Obama- que hace que todas las clases sociales hoy día se parezcan como dos gotas de agua.
Un millonario de color le promete a los mas desfavorecidos que podrán vivir como él. Algo iluso y vano porque ellos -los políticos profesionales son una elite aristocrática- y sus trolas ya no nos las tragamos, por lo menos algunos decepcionados por tanto mangante y aprovechado sin estudios como nos rodean.
Pero este es un blog cultural. Y hoy ya es sábado y pronto se acabara este agosto olímpico y separaciones e impagados harán su presencia en esta crítica sociedad y no solo por la economía.
Hellín a 30 de Agosto de 2.008.
No hay comentarios:
Publicar un comentario