Por casualidad y antes de acostarme esta noche de sábado agostero en la cadena de los curas reveo por enésima vez la única película que filmó el genial actor ingles Charles Laughton al que siempre asocio con el profesor heroico de la emocionantisima, ejemplar, formativa y cívica Esta tierra es mía del maestro Jean Renoir, que si yo fuera programador de planes de estudios escolares la incluiría de manera obligatoria para que fuera vista y comentada por todos los críos en los colegios e institutos del país.
Pero centremonos en la La noche del cazador, uno de los filmes más poéticos que recuerdo.
Aunque estaba agotado de tanta Olimpiada no he podido resistir, aunque ya empezada, acabar de ver esta hipnótica obra de arte, porque siempre encuentras en ella algún detalle que se te escapo o que uno no recuerda.
Porque se trata al fin y al cabo de la impotencia de uno de los malvados más canallas de la historia del cine -excelente Robert Mitchum- ante dos niños respondones y una anciana encantadora encarnada por la mítica Lillian Gish pero con la muy mala uva de toda buena abuela que es capaz de cargarse al diablo con tal de defender a sus nietos, en este caso adoptados.
Les quería ilustrar este modesto homenaje de esta memorable cinta con un fotograma de la neurótica madre de los chavales con esos cabellos que se mecen en el estanque donde después de cortarle el cuello el predicador la esconde.
También pensé en un antológico encuadre expresionista que mi admirado Charles seguro mamo de alguno de los realizadores de la UFA alemána de la década de los 20 y que me ha impresionado.
Pero me ha gustado mucho la viñeta tétrica y de pesadilla con la que encabezo mi reflexión vespertina.
Toda la psicología de los personajes está perfectamente reflejada en las miradas y colores de tan reseñable composición.
Mientras acabo de redactar estas lineas un Barça asesino acaba con el Boca Júnior en el devaluado torneo Joan Gamper, en cinco minutos, y el cuestionado E´too o como se escriba, sentencia el match con un cabezazo en el último minuto.
Decenas de miles de cules exultantes presentes en el Camp Nou o Nou Camp, que tanto da, dormirán a gusto esta noche. El fútbol mueve masas. Es casi universal. Lo veo. No soy un fanático de él. Tampoco un detractor. Cada cosa a su tiempo, en su momento y en las dosis oportunas y necesarias.
Hellín a 17 de Agosto de 2.008.
1 comentario:
Bueno, confieso que he visitado tu link por la mención de la única película que dirigió mi actor favorito... Cual no será mi (agradable) sorpresa que también mencionas mi película favorita, "Esta Tierra es Mía", sin la cual -posíblemente- hubiera tardado mucho más en descubrir "La noche del cazador": coincido contigo en que debería verse en las escuelas, aún a riesgo de que la chavalería se lo tomara como una obligación.
Coincido contigo en que es una pena que la gente siga mucho más un torneo veraniego de futbol (ya sea una pachangueta del Barça, del Real Madrid o el "Atleti") que una gran película, aunque te confieso que Pep Guardiola me cae bien: ya sea por su conocida afición a la literatura (y a la poesía en concreto), como por el hecho de que lo ví en un cine, concretamente viendo "El maestro de música" (Le Maître de musique, 1988) de Gerard Corbiau
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