
Es Judith Anderson, la criada, la mítica Señora Danvers que le mete el miedo en el cuerpo a la hermana de la mucho más vital y sugerente actriz y mujer Olivia de Havilland.
El tema de esas madres dominantes y absolventes que se repiten en los filmes del orondo Director inglés.
Un Laurence Olivier algo acartonado sufre este sindrome por partida doble. Por su ama de llaves y por su mujer idolatrada, odiada y obsesiva, Rebeca, suicidada, asesinada o desaparecida.
George Sanders y Nigel Bruce -el inolvidable Doctor Watson pareja de Basil Rathbone, el mejor Sherlock Holmes cinematografico- van apareciendo en Rebeca, la primera película americana de mi admirado realizador.
De 1.940. Décadas de obras maestras. Un Bach del celuloide. Musical y humano. Todo un artista poco valorado todavía. Seis años después rodará Alfred Hitchcock su película predilecta junto a la incomprendida Vertigo, la inmarchitable y redonda Encadenados.
Les dejo por hoy. Debo acabar de ver este apasionante folletín en donde la madurez de un ya cuarentón creador nos hiptoniza y atrapa.
Hellín a 25 de Agosto de 2.008.
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